¿QUIERES SER ARBITRO DE FUTSAL?



Esta sencilla pregunta se ha convertido en habitual en todo el mundo. Mientras que una parte del fútsal tiene un desarrollo significativo, pues cada día más jóvenes y adultos practican nuestro deporte y la profesionalizacion del mismo en Colombia, hay menos árbitros dispuestos a dirigir los encuentros. Cada día resulta más difícil reclutar a jóvenes dispuestos a hacer respetar las normas de nuestro deporte.

Si difícil es la tarea de encontrar nuevos árbitros, no menos compleja es la de retener a esos árbitros dentro de las comisiones. Los abandonos son cada vez más frecuentes, sobre todo de aquellos árbitros que no hace mucho tiempo que comenzaron su actividad deportiva.

Es un hecho cada vez más frecuente. Ya no resulta extraño que, cuando en cualquier curso escalafón de autoridades de juzgamiento se plantean los problemas que preocupan seriamente a sus responsables, el tema del número de árbitros figure en la agenda de trabajo.

Se podría decir que nadie quiere ser árbitro, o al menos nadie desea ser árbitro en las categorías más bajas. Sin embargo, es ahí donde su presencia es más necesaria, no solamente por el gran número de encuentros, sino también porque la labor formativa del fútsal encuentra muchas dificultades sin la presencia de un colegiado que pueda enseñar las normas de juego a los jugadores más jóvenes o a los más aficionados.

Tal vez sería más fácil encontrar candidatos para las competiciones importantes, pero la experiencia es vital, y la preparación necesaria, muy exigente. En el arbitraje es necesario comenzar por abajo e ir subiendo basándose en las situaciones vividas a lo largo de un periodo largo de formación. Aunque un deportista puede alcanzar el éxito a una edad muy temprana, no así los árbitros. No es la habilidad, como en los primeros, su mejor recurso, es la experiencia lo que les hará salir airosos de su compromiso. Las características requeridas para alcanzar la cúspide son distintas. Este largo camino es, evidentemente, una de las razones por las cuales los árbitros ven desvanecer su ilusión de alcanzar la cima. Pero no es la única. Las difíciles condiciones en las que desarrollan su labor, sobre todo los que empiezan, hacen que el número de retiros sea grande.

Por este motivo, debemos preguntarnos qué puede aportar el fútbol de salón para que el número de árbitros se incremente convenientemente. La respuesta puede ser, en teoría, sencilla: protección.
Protección no solamente física, que en algunos casos es mas que necesaria, sino también establecer objetivos a corto y largo plazo, que puedan ayudar a una mejor aceptación de la figura arbitral.

Corto plazo, mediante programas de formación integral del árbitro. Este no sólo debe ser un experto en las reglas de juego, debe ser también un conocedor profundo del fútbol de salón en sí, de por qué y cómo funciona el juego. Las capacitaciones abiertas con entrenadores y jugadores deben formar parte de la formación del árbitro a fin de tratar temas técnicos y lograr que se produzca un proceso de aprendizaje colectivo y beneficioso para todos.

A largo plazo, hay que trasladar a la sociedad la imagen del árbitro como deportista, con sus virtudes y defectos, quien, como todos los demás, intenta triunfar en el partido, no marcando o evitando goles, sino haciendo cumplir las reglas. Y para ello, entre otras medidas, hay que procurar conocer mejor la actividad. El niño, cuando empieza a jugar, debe también aprender a arbitrar, no sólo para conocer las reglas del juego que le gusta, sino también porque, de forma quizás inconsciente, obtendrá una visión real de las situaciones que atraviesa un árbitro. Seguro que luego, con el paso de los años, cuando sea jugador profesional o aficionado, o simplemente espectador o crítico deportivo, tendrá una imagen más real y cercana del árbitro.

Por lo tanto, la formación de jóvenes futsaleros y árbitros debe tener más cosas en común. A menudo nos extrañamos de que los jugadores no se integren en el arbitraje, ni muestren el menor interés en el arbitraje activo al finalizar su carrera. Tal vez sea, entre otras razones, por las que hemos expuesto: no existe ninguna identificación, o es muy pequeña, con la figura del árbitro. Y sin embargo, si desde el comienzo de su formación como jugadores hubieran recibido otra arbitral, algo no incompatible, tendrían muchas cosas en común, ya que, por ejemplo, ambos, jugador y árbitro, deben tomar decisiones rápidas, bajo presión. Han de integrarse en un equipo. La conservación y mejora de su estado físico y mental son factores determinantes del rendimiento. Podríamos enumerar muchas más razones.

Pero tal vez para algunos de ellos el concepto social de que el jugador es una estrella reluciente en el firmamento del fútbol de salón, y el árbitro un agujero negro, les haga renunciar a esa posible carrera. Por tanto, es tarea de todos el cambiar esta imagen.

Ser árbitro de fútbol de salón es una actividad maravillosa, educativa para el joven, y muy atractiva al ir alcanzando nuevas metas. Ésta idea es la que tenemos que hacer llegar, entre todos, a la mente de una juventud cada día mas apasionada por nuestro deporte, para que cuando de nuevo se plantee la pregunta ¿quieres ser árbitro?, la respuesta sea sí, gracias.

CONCENTRESE PARA QUE RINDA

La concentración es la capacidad para fijar la atención y mantenerla sobre ciertos estímulos durante un período de tiempo determinado, es decir, es un estado del subconsciente que les permite a los árbitros estar en alerta mental y física ante las exigencias de un partido; les sirve para prestar la atención necesaria y desempeñar de forma efectiva la función arbitral; por todo esto es de gran importancia desarrollar dicho hábito con el fin de lograr mejores resultados.
Necesidad significativa.
Los árbitros necesitan de un elemento muy significativo como la concentración para realizar su labor arbitral de manera eficaz, pues sin ella no podrán lograr una máxima utilización de sus capacidades intelectuales. Mediante la concentración, la mente y el cuerpo aprenden a actuar juntos sin malgastar energía física y mental; este es el estado ideal que permite a los árbitros el vaticinio de un seguro éxito.
Característica principal.
Aunque la concentración y la atención son consideradas frecuentemente como sinónimos, esta última se constituye como característica principal y prerrequisito de la misma. La atención es un mecanismo interno mediante el cual el cerebro elabora e interpreta la información y le da sentido, permite aplicar un especial cuidado a lo que se va a hacer y orientar la mente hacia lo que se está haciendo.
Tipos de atención
Existen dos tipos de atención, la primera es la atención sostenida o aquella mediante la cual se cuida una tarea desde el principio hasta el final, como por ejemplo, el estar pendiente de todas las situaciones que suceden en un partido; y el segundo, es la atención específica que es la que permite advertir solo determinados aspectos, tales como las faltas, amonestaciones, etc. La atención también se puede clasificar como selectiva, limitada y fluctuante.
Factores que afectan la concentración
Existen factores que influyen de manera determinante sobre el proceso de concentración estos son: los problemas derivados de focos atencionales inadecuados, es decir, el quedarse prestando atención a demasiadas señales; la fatiga y reducción de las reservas de sustratos energéticos como el glucógeno muscular; la deshidratación, que no les permite a los árbitros acertar en sus juicios; el cansancio; el estrés; y finalmente los bajos estados de ánimo.
Ejercicios de mantenimiento
En cualquiera de los casos la concentración se puede mejorar con la práctica, si realiza los siguientes ejercicios comprobará que cada día le quedará más fácil concentrarse: inicialmente adhiérase a una rutina, es decir, cronograme su tarea de arbitrar para que ésta sea eficaz; haga algo distinto en el tiempo de descanso, pensar y hablar de otras cosas le ayudan a entrar con mejor disposición; evite soñar despierto en los partidos; muéstrese arbitrando exteriormente interesado mediante su expresión y postura, pues esto motivará su interés interno; y por último, resístase a las distracciones.

UTILICE EL MAS COMUN DE LOS SENTIDOS.

En el juzgamiento del fútbol de salón se tienen que tomar decisiones rápidamente y para hacerlo, los árbitros se basan en las reglas de juego las cuales son susceptibles de interpretación. El reglamento fue creado para proteger a los jugadores en contienda, pero en algunos casos específicos no cumplen con su objetivo ya que en vez de ajustarse a las normas generales y lógicas atenta contra la justicia y el buen juicio.
Pensamiento apropiado.

Es el árbitro quien decide que hacer cuando se le presenta la situación inesperada. Es ahí cuando el colegiado debe razonar para poner de acuerdo a las partes implicadas sin beneficiar ni perjudicar a nadie. Es decir, siempre que un colegiado utilice el buen juicio o el pensamiento acertado que tendrían la mayoría de personas para definir una situación en un partido, está aplicando el sentido común.

Definición acertada.

El sentido común arbitral no es más que buscar soluciones que no están escritas en las leyes de juego y que sirvan para solucionar los problemas y los conflictos en los partidos, sin afectar ni ayudar a ninguno de los bandos en contienda, logrando con ello, que todos los jugadores estén de acuerdo en torno a la posible solución que planteo el árbitro.
Características principales.

El sentido común es un conocimiento natural en su origen, no sucede frecuentemente y está basado en el acuerdo de las partes implicadas, por ello puede calificarse de espontáneo, disperso y convencional. Es espontáneo, porque se da sin haberlo buscado conscientemente; o bien, es producto de la necesidad de dar solución inmediata a problemas particulares en los partidos. Es disperso, porque se limita a explicar jugadas aisladamente, sin llegar a establecer relación entre ellas y; es convencional, debido a que este tipo de conocimiento se basa en el consenso de la mayoría; en el caso del fútbol de salón árbitros, jugadores, aficionados etc.
La forma de adquirirlo.

Los árbitros lo pueden conseguir a través de lo que sienten, ven y oyen, de lo que les pasa o de las experiencias de otros compañeros. También pueden hacerlo por medio de su propia iniciativa o sabiendo distinguir una situación de la otra y atendiendo las normas mayoritariamente observadas por todos. Los colegiados que se destacan y llegan a los mejores sitiales dentro del gremio son los que mejor aplican el sentido común.
Para aplicarlo bien.

Para aplicarlo se debe conocer claramente el reglamento y saber donde existen vacíos, para diferenciar lo reglamentario de lo justo. De ahí en adelante sólo queda pensar y decidir como asignar justicia y ley. Cuando se le presenta una situación no contemplada en el reglamento al árbitro, este, antes de tomar cualquier decisión debe ponerse en el rol de las personas que observaron la acción y aplicar lo que la mayoría de ellos haría en dicha condición.

Necesidad importante.

Todos los silbatos deben conocer y poner en práctica el sentido común, para demostrar la efectiva facultad de juzgar y distinguir lo que está bien de lo que está mal, ya que cada uno dirige sus pensamientos por derroteros diferentes y no consideran las mismas cosas, entonces creer tener buen ingenio para solucionar los problemas no es suficiente, lo principal es aplicarlo en el momento preciso ya que de esto depende en gran parte que el encuentro termine bien, porque no sólo corriendo o aplicando las leyes se arreglan los partidos.

LA PERSONALIDAD LO DICE TODO

La personalidad no es más que el patrón de pensamientos, sentimientos y conducta que presenta un árbitro y que persiste a lo largo de toda su carrera, a través de diferentes situaciones. Es decir son aquellos aspectos que distinguen a un silbato de cualquier otro, y en este sentido es su principal característica. La personalidad, en general, manifiesta que el comportamiento, es congruente a través del tiempo y de las situaciones. Según esta perspectiva, un árbitro agresivo tiende a ser agresivo en una amplia gama de situaciones.
Elementos generales
La personalidad de un árbitro esta conformada por tres elementos generales, el primero es la constitución es decir es el conjunto de aspectos exteriores e interiores de base hereditaria, el arbitro no nace con una personalidad nace con cierta dotación que condicionara en desarrollo posterior; el segundo, el temperamento se nace con el y es la forma de reaccionar frente a las emociones y cambios de humor y el ultimo es el carácter que es la manera mas individualizada y distintiva del modo de ser y comportarse de un arbitro en particular.
La buena personalidad.
La personalidad psicológicamente sana y equilibrada tiene las siguientes características, es flexible, se trata de árbitros que saben reaccionar ante las situaciones y ante los demás de diversas formas. Es decir, poseen un repertorio amplio de conductas en vez de comportarse de un modo rígido e inflexible; lleva una vida más variada realizando diversas actividades en vez de centrar su vida alrededor de un mismo tema; es capaz de tolerar las situaciones de presión y enfrentarse a ellas y no se viene abajo ante las dificultades y contratiempos y; su forma de verse a sí mismo, al mundo y a los demás se ajusta bastante a la realidad.
Rasgos diferentes
La personalidad de los árbitros difiere en varias características o rasgos, tales como, dependencia, ansiedad, agresividad y sociabilidad. Todos poseemos estos rasgos pero unos en mayor o menor grado que otros. Desde luego es imposible observar los rasgos directamente, no podemos ver la sociabilidad en el árbitro del mismo modo que vemos su cabello largo, pero si el árbitro pita y trata bien a los jugadores y crea una empatia en todos los partidos, podemos concluir con que ese juez posee el rasgo de la sociabilidad.
Categorías de la personalidad
Existen cinco categorías de personalidad y son extroversion, amabilidad, dependencia, estabilidad emocional y cultura e inteligencia todos los árbitros puede incluir su personalidad en cualquiera de esta categorías. No obstante un árbitro también puede tener en la suya características de los diferentes tipos. Para terminar algunos creen que la personalidad es hereditaria y otros atribuyen el papel fundamental al medio ambiente, en definitiva la personalidad es lo que los hace diferentes de los demás y por la misma es que cada árbitro tiene una personalidad única.

PARA QUE NO DUDE DE SU AUTORIDAD


La autoridad es la facultad que tiene un árbitro para ordenar, imponer su punto de vista y hacerlo respetar por parte de los jugadores. Así, cuando el silbato tiene “autoridad” está acreditado a ejercer un determinado poder dentro del campo de juego, esta potestad se la da el reglamento, su profesión y la Comisión a la que pertenece, no obstante la obediencia por parte de los deportistas es esencial para ponerla a prueba y para que estos acepten sus mandatos específicos, es decir, al árbitro le hacen caso porque demuestra que sabe mandar.
Tipos de autoridad
La autoridad de un árbitro se puede clasificar en jurídica y moral, la primera se impone por obligación y se divide en lineal, personal y funcional, se denomina autoridad de línea la que detecta el silbato para dirigir las acciones de un jugador; la personal se da cuando es delegada progresivamente a terceros, un ejemplo es, el árbitro confía a sus asistentes ciertas situaciones específicas; y la funcional es la que tiene al desempeñar su función. La autoridad moral es la que se impone por convencimiento y se clasifica en técnica, que se da por lo el árbitro ha estudiado, aprendido o por experiencia; y la personal por sus actos de vida o por su vida ejemplar.
Autoridad y poder
La autoridad es un derecho cuya legitimidad se basa en la posición que tiene la figura del árbitro en los partidos. El poder, se refiere a la capacidad de un individuo para influenciar decisiones, por lo tanto, " la autoridad es parte del concepto ampliado del poder, esto es, la habilidad de persuadir en las decisiones soportada en la categoría legítima de un individuo”; sin embargo, no es necesario tener poder para intervenir en una acción, como ejemplo de lo anterior se puede decir que el árbitro asistente tiene autoridad para facilitar y ayudar al desarrollo normal de un partido, pero no tiene poder para imponer su criterio.
Obediencia vs autoridad
La obediencia es esencial para que se ejerza la autoridad, en el caso del arbitraje, el árbitro tiene que encontrar las herramientas para que los jugadores acaten sus mandatos específicos, aunque por el hecho de ser designado ya tiene ganado el 50%. En el caso concreto esta autoridad, en el sentido indicado puede descansar en los más diversos motivos de sumisión, que se dan por habituación o por arreglos afines, es decir, quien juega fútbol de salón sabe de antemano que quien domina es el silbato, al árbitro le hacen caso porque tiene autoridad, demuestra que sabe y lo más importante que sabe mandar.

Como se consigue
Un árbitro tiene cinco formas de adquirir la autoridad en los partidos por parte de los jugadores; la primera es por el medio legítimo, esto es acertando en las decisiones técnicas y disciplinarias; la segunda es por medio de la coerción, algunas veces el árbitro tiene que recurrir a la amenaza y a las sanciones; la tercera es la recompensa que no es otra cosa que darle al jugador algo que el valore, por ejemplo, la amistad y el apoyo para la superación; la cuarta, es por medio de la experiencia, el conocimiento, los años de aprendizaje o el conocimiento específico sobre el arbitraje, le conceden el poder de experto; y la quinta por medio de un referente, si un árbitro admira a otro con el que se identifica hasta el punto de moldear su comportamiento o actitudes, este último es quien referencia el sentido de autoridad.

Recomendaciones útiles
En un partido, el silbato carismático puede influenciar a otras personas ya sean estas sus superiores, iguales o subordinados, la autoridad se debe demostrar e imponer con respeto de esta manera no importa quién es el participante del partido. Por otra parte los encuentros no se debe confundir en autoridad con autoritarismo, es decir, al jugador hay que reprimirlo, pero también hay que darle libertad; por último, un árbitro debe separar la autoridad privada o personal de la autoridad deportiva y no mezclar ninguna de estas en su vida diaria.

CUALIDADES DE UN BUEN ARBITRO


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Aunque el arbitraje requiere conocimientos técnicos, hay sin duda un arte en el hecho de ser un árbitro de prestigio. Y el arte que exhibe un árbitro durante la competición depende, en gran medida, de sus cualidades personales.

Podría aceptarse que estos rasgos definitorios del buen árbitro se han definido y usado ampliamente como criterios para la evaluación de árbitros. Pero si 100 expertos en arbitraje de distintos deportes remitiesen sus listas de cualidades arbitrales y el orden de preferencia entre
ellas, puede que nos encontrásemos con100 listados y preferencias distintas. Por lo tanto, no vamos a dar un orden de prelación en las cualidades de un buen árbitro ni a proporcionar una lista exhaustiva de esas cualidades esenciales.

Vamos pues, teniendo en cuenta los resultados de las últimas investigaciones, a resumir aquellas cualidades que tienen en común los árbitros de prestigio.

♦ FIABILIDAD
♦ COMUNICACION
♦ AGILIDAD DECISIONAL
♦ ELEGANCIA
♦ INTEGRIDAD
♦ SENSATEZ
♦ CONFIANZA
♦ MOTIVACION

Una vez se hayan descrito estas cualidades nos referiremos al modo en que se relacionan con destezas psicológicas específicas y las técnicas empleadas para desarrollar estas destrezas.

1. FIABILIDAD

Deportistas y entrenadores esperan actuaciones fiables por parte de los árbitros: sus decisiones deberían ser las mismas en situaciones idénticas o similares, y deberían aplicarse las mismas normas a ambos contendientes. Con frecuencia jugadores y entrenadores critican -y hasta se encolerizan por- la falta de coherencia. Los propios árbitros reconocen la importancia de la fiabilidad en su cometido.

Problemas de falta de fiabilidad

La experiencia ha demostrado que la falta de fiabilidad genera entre otros los siguientes problemas:
♦ Los jugadores están siempre intentando adivinar lo que está permitido y lo que no lo está.
♦ Los entrenadores se sienten frustrados y desconfian de la competencia de los árbitros.
♦ Los árbitros intentan "equilibrar" los errores, con lo que pueden sancionar a un jugador o equipo en función de los errores arbitrales previos.

Los jugadores no saben qué esperar cuando un árbitro vacila en su toma de decisiones. Si un árbitro ignora una falta en un momento, pero sanciona la misma falta posteriormente, los deportistas y entrenadores se sienten confundidos. Esta incertidumbre conduce con frecuencia a
ansiedad, frustración, ira, e incluso algún comportamiento físico negativo por parte de aquellos que se sienten perjudicados.

Una de las principales amenazas a la fiabilidad es la tendencia de los árbitros a aplicar la compensación. Cuando se les pregunta a los árbitros. "¿Cuando dirige un encuentro, intentan compensar cuando se dan cuenta de que han cometido un error en contra de un equipo?" la gran mayoria contesta afirmativamente. A simple vista, parece justo que así sea; sin embargo, si se
intenta equilibrar la balanza sólo se consigue empeorar la situación pues el partido queda desfigurado al adoptar decisiones incorrectas de forma deliberada.

En busca de fiabilidad

La auténtica fiabilidad proviene, no de intentar compensar los errores sino de
aplicar uniformemente las reglas a cada una de las acciones del juego. No se dan dos
situaciones competitivas exactamente iguales; corresponde al juez árbitro la aplicación uniforme en todo el partido. De esta forma se asegura el que las decisiones del árbitro sean consideradas fiables y justas. En resumen, las decisiones e interpretaciones sensatas son las fuentes principales de fiabilidad.

Esta fiabilidad dentro del partido, que incluye la interpretación uniforme de las reglas del juego en un sólo partido, es de vital importancia para un arbitraje eficaz. Sin embargo, no es menos importante la fiabilidad arbitral entre partido que supone la aplicación de las reglas de forma correcta y similar partido tras partido.

Para alcanzar la fiabilidad necesaria para arbitrar a alto nivel se requieren dos premisas. La primera implica demostrar una buena técnica, conocer el reglamento y exhibir las cualidades descritas anteriormente. Muchos árbitros resultan poco fiables simplemente porque no dominan suficientemente la interpretación del reglamento, el posicionamiento en el campo o las técnicas específicas del arbitraje. Debemos corregir las deficiencias en estas áreas para poder lograr fiabilidad en nuestra actuación arbitral.

La segunda premisa para alcanzar un alto nivel de fiabilidad arbitral tiene que ver con las destrezas mentales y emocionales. Un arbitraje fiable requiere un estado mental estable. Los altibajos en la actuación suelen estar asociados a fluctuaciones psicológicas. La capacidad para conseguir el marco psicológico adecuado y mantenerlo durante el partido resulta fundamental para ser un árbitro eficiente.

2. COMUNICACION

La comunicación es la cualidad de relacionarse con los demás de manera efectiva. Es deseable una buena comunicación con los demás en cualquier faceta de actuación humana y quizás
todavía más importante en el arbitraje. Los árbitros deben intentar establecer una buena comunicación con deportistas y entrenadores. Como árbitros, no estamos intentando ganar un concurso de popularidad, pero tampoco estamos para buscarnos enemigos. La clave para
establecer una buena comunicación es la comunicación efectiva. Si nos comunicamos de manera efectiva con deportistas y entrenadores, muy probablemente colaborarán con nosotros y no cuestionarán nuestras decisiones.

Los árbitros tambien podemos mejorar la comunicación si tratamos a deportistas y entrenadores con cortesía y respeto. Y deberíamos esperar el mismo trato por parte de jugadores y entrenadores. Aunque debemos ser cordiales cuando arbitremos, tambien debemos mantener una cierta distancia ante los participantes para desvanecer cualquier posible duda acerca de
posicionamiento partidista. Seremos accesibles y receptivos antes sus preguntas y quejas, pero no permitiremos que se altere el ritmo del partido por observaciones continuadas. Evitemos los largos comentarios y reanudemos el encuentro lo más rápidamente posible.

3. AGILIDAD EN TOMA DE DECISIONES

Las decisiones de un árbitro debieran producirse simultáneamente a la acción observada, o inmediatamente después. Ello no significa que se adopten decisiones sin dudar. Puede que sea preciso esperar un instante para captar en su totalidad lo que se acaba de ver. Pero una pausa
excesivamente larga da a los jugadores y entrenadores la impresión de incertidumbre, por lo que es más probable que formulen quejas si se adopta con retraso una decisión.

Las decisiones no se hallan sujetas a protestas formales. Por ello, se puede evitar la controversia si sancionamos con celeridad y decisión. Y cuanto más próximos nos hallemos, de mayor importancia resulta la agilidad en la toma de decisiones. La duda tan sólo acarreará preguntas y controversia. Hace falta una decisión clara, tajante, que dé la impresión de que el árbitro está
totalmente seguro de lo que ha visto.

4. ELEGANCIA

La competición deportiva suele ser emocionante, y la acción se desarrolla a un ritmo rápido y en constante cambio. Además, dada la importancia que el Futbol de Salón está adquiriendo en nuestra sociedad, no es extraño que las emociones y tensiones de deportistas, entrenadores y espectadores suban de tono, sobre todo en las fases iniciales y finales de la competición.

Un árbitro debe mantenerse sosegado y con aplomo, con independencia de lo que ocurra. Aunque no necesariamente se puedan controlar las emociones de los demás, se espera de nosotros que
tengamos control sobre nuestras emociones sin dejarnos influir por las circunstancias.

La mayoria de los árbitros, manifiestan de forma generalizada que actuan mejor cuando son capaces de mantenerse calmados y relajados. La capacidad para mantenerse relajado es extremadamente importante para los árbitros porque con frecuencia se siente la presión por parte de entrenadores, jugadores y aficionados. Con independencia de lo bien que arbitremos, siempre tendremos insatisfecho al 50 por ciento de los entrenadores, jugadores y espectadores. Y sin embargo, hay árbitros que intentan quedar bien con todos. Dicho enfoque resulta inútil y perjudicial. Dar excesiva importancia al hecho de sancionar adecuadamente en todo momento tan sólo conseguirá hacernos demasiado autocríticos e incrementar las posibilidades de abandono de la actividad.

Una parte de la relajación consiste en no tener miedo a los errores, desagradar a la gente o perder el control. Cuando los árbitros describen sus mejores actuaciones, recuerdan no haber tenido miedo al sancionar o a sentirse criticados por entrenadores o jugadores; al contrario,
dicen sentirse en calma y tranquilos interiormente. Cuando la mente no se preocupa de las consecuencias negativas del error, puede centrarse de lleno en la tarea que tiene asignada.

Los árbitros debemos mantener el autocontrol en todo momento, especialmente en los momentos de gran tensión, cuando es probable la aparición de peleas, lesiones, faltas y brotes de violencia. Un árbitro que se mantiene con aplomo y control de sí mismo, a la vez que muestra su
asertividad y liderazgo, evita que tales situaciones se conviertan en incidentes graves. En los momentos de tensión, nuestros gestos y movimientos deberían ser, siempre que ello fuera posible, más pausados. Aunque es normal que exista un cierto grado de emoción mientras arbitramos, es muy importante que tengamos nuestras emociones y acciones bajo control, para que no se resienta nuestra efectividad arbitral.

5. INTEGRIDAD

La integridad supone dirigir un encuentro de una manera imparcial, honesta, con independencia de las reacciones mostradas por jugadores, entrenadores o espectadores; del tiempo que falta para el final; del resultado; de las decisiones anteriores o de cualesquiera otras fuentes de influencia. La mejor garantía para mantener nuestra integridad es dejarnos llevar por el refrán
"cuanto más amigos, más claros" ( o "pita lo que veas").

Es extremadamente importante que protejamos nuestra integridad dentro y fuera del terreno de juego. Aunque seamos conscientes de nuestra responsabilidad cuando arbitramos, tambien debemos preocuparnos de que se respete nuestra integridad fuera del terreno de juego. Por
este motivo, no debemos airear nuestras opiniones acerca de los jugadores o equipos a los que se pueda dirigir en el futuro, y jamás apostar acerca del resultado de un encuentro que pudiésemos dirigir, por ínfima que fuese la apuesta. Finalmente, revelamos nuestra integridad a través de las designaciones que rechazamos. En lo posible no aceptemos un nombramiento que pueda comprometer nuestros valores, como podría serlo en una situación en la que un amigo íntimo o un familiar participe como jugador o entrenador.

6. SENSATEZ

La sensatez se inicia con una comprensión completa y minuciosa de las normas que rigen nuestro deporte. Una vez establecido, el conocimiento de las reglas de juego puede servir de guía para
determinar la legalidad del juego. Después, la sensatez obtenida con la experiencia nos
permitirá afrontar las demandas de las distintas situaciones arbitrales. Aquel árbitro que continúa estudiando el reglamento y se sirve de experiencias arbitrales para la mejora personal, es muy probable que se convierta en un árbitro competente. Debemos practicar repetidamente dirigiendo encuentros para mejorar en sensatez, al igual que un atleta precisa ejercitar unas
técnicas que le permitan desarrollar destrezas físicas.

Cuando los árbitros describen ejemplos de situaciones en las que han actuado con sensatez, citan inevitablemente que estaban:

♦ totalmente centrados en el partido o evento
♦ ajenos a las distracciones, o capaces de apartarlas de forma efectiva.
♦ despreocupados acerca de las decisiones tomadas con antelación y de las reacciones subsiguientes de las personas implicadas.

Los buenos árbitros saben que los pensamientos intrascendentes les restan efectividad. Un lapso en la concentración puede determinar una decisión desacertada que marca la diferencia entre ganador y perdedor. Muchos acontecimientos deportivos duran 2 ó 3 horas, por lo que no
es tan fácil mantenerse concentrado en todo momento. Afortunadamente, la concentración es una destreza que puede practicarse y fortalecerse.

7. CONFIANZA

Los árbitros competentes tienen confianza en sí mismos y en sus habilidades. Esta autoconfianza trasciende a cualquier partido o situación. Los árbitros que tienen confianza en sí mismos mantienen el control frente a la adversidad. Ello no significa que no experimenten sentimientos de duda, pero no les lleva a perder la confianza en sí mismos porque hayan tomado una decisión
errónea o hayan experimentado otros reveses. Todos los árbitros tenemos recuerdos de partidos que nos gustaría olvidar, pero los árbitros con confianza no permiten que esos recuerdos afecten a su especial creencia de que son buenos en lo que hacen. En dos citas de árbitros veteranos se destaca el papel primordial que juega la confianza en un arbitraje de calidad.

Un árbitro dijo:

"Si uno no tiene confianza en sí mismo, es mejor que no se presente.
Los entrenadores y jugadores apreciarán en seguida al árbitro que
tiene poca confianza en sus decisiones e intentarán sacar ventaja de la
situación. Yo siempre trato de infundir una actitud y enfoque confiados cada
vez que arbitro. Sin la confianza en uno mismo es difícil obtener el respeto de
los entrenadores, jugadores y aficionados."

Otro árbitro opinaba de igual forma y afirmaba:

"La diferencia entre sentirse confiado o no mientras se arbitra radica en que no se
duda cuando se tienen que tomar decisiones rápidas e importantes.
Simplemente se actúa haciéndolo lo mejor que se sabe."

Aunque la confianza indudablemente puede ser difícil de obtener, un árbitro notable mantiene su actitud positiva por encima de las circunstancias. Dichos árbitros no se preocupan de los acontecimientos que están más allá de su control, sino que se sienten confiados de que harán gala de sus mejores cualidades. Si abordamos una designación para un partido imaginando que vamos a estar por debajo de nuestras posibilidades y sin creer en nosotros mismos, nos estamos preparando para un encuentro que se nos va a hacer muy largo.

8. DISFRUTE / MOTIVACION

Los árbitros memorables disfrutan inmensamente con su cometido. Este sentido de goce y diversión va muy unido a una actitud mental positiva y a sentimientos de vitalidad. Un buen arbitraje requiere buenas dosis de trabajo duro, dedicación y práctica, que proceden de un nivel alto de motivación, que a su vez está muy vinculado al disfrute. Si en un árbitro disminuye esa
sensación de pasarlo bien, le faltará la motivación para la práctica y el trabajo duro que precisa su tarea. El tema común a todos los árbitros que han retirado es que han perdido la sensación de pasarlo bien debido a las intensas presiones a las que se les ha sometido y a la falta de aprecio de sus esfuerzos.

Esta ausencia de diversión y motivación queda reflejada en la siguiente cita recogida de un árbitro:

"Yo me solía levantar con mucha ilusión en la mañana del día en que tenía que arbitrar.
No podía esperar a que empezase el encuentro porque disfrutaba de la
experiencia de verme inmerso en la acción. Pero conforme pasaba el tiempo me iba
resultando más difícil sentirme motivado para arbitrar, aunque se tratase de un
encuentro importante. No estoy seguro de que se debiese a las injurias recibidas
durante años por parte de entrenadores, jugadores, espectadores, o simplemente al
aburrimiento de hacer siempre lo mismo, una y otra vez. Por la razón que fuese perdí
el entusiasmo. Y cuando el arbitraje dejó de representar diversión me dije que era el
momento de dejarlo."

En resumen, las cualidades que tienen los buenos árbitros son realmente destrezas psicológicas que pueden aprenderse y practicarse. Desgraciadamente, como se ha comprobado con anterioridad, la formación tipíca de la mayoría de los árbitros pone énfasis en técnicas físicas. Pero las destrezas que distinguen a los mejores árbitros de los restantes son mentales, no físicas.

La adquisición de estas destrezas psicológicas nos supondrá esfuerzo denuestra parte. Pero con la práctica persistente aprenderemos a desarrollar nuestras destrezas psicológicas hasta el
punto en que podamos controlar nuestros estados mentales y emocionales, en lugar de sentirnos controlados por ellos.

La Autoeficacia en el Arbitraje del Fútbol de Salón

INTRODUCCIÓN

En el terreno deportivo no es suficiente que el deportista tenga capacidad para conseguir un buen rendimiento en su deporte sino que además debe querer también conseguirlo y creer en su capacidad para ello.

La utilización intuitiva y espontánea de frases de autoconfianza como "me dije a mí mismo que podía conseguirlo", "tengo que lograrlo", y otras semejantes han sido identificadas en multitud de deportistas y entrenadores.

En el caso de los árbitros también se plantean frases de autoconfianza como "sé que haré una buena actuación", "estoy seguro que mi decisión es correcta", "puedo controlar la situación", etc.

La autoconfianza es una de las características psicológicas necesarias de todo buen árbitro para desarrollar una profesión exigente y estresante, en la que se reciben pocas alabanzas y reconocimiento social por parte de jugadores, entrenadores, aficionados, periodistas, etc. La autoconfianza es la creencia de que uno mismo puede realizar satisfactoriamente una conducta determinada. Esta creencia debe ser razonada para poder evitar problemas de exceso y de falta de confianza.


Ventajas de la autoconfianza en el arbitraje.

La confianza se caracteriza por unas elevadas expectativas de éxito. Puede ayudar a los árbitros en las siguientes áreas:
  • Concentración
  • Objetivos
  • Emociones positivas
  • Esfuerzo
  • Impetu
  • Estrategias del juego

Analicemos cada una de las áreas:

  • La confianza ayuda a concentrarse. Cuando un árbitro siente confianza, su mente se halla libre para concentrarse en la tarea en cuestión, mientras que, cuando no la tienen, tiende a preocuparse sobre lo bien o lo mal que lo está haciendo o por la aprobación o desaprobación de los demás. La obsesión por evitar los errores debilita la concentración, y hace que el árbitro distraiga más fácilmente su atención.
  • La confianza influye en el establecimiento de objetivos. Los árbitros seguros de sí mismos tienden a establecer objetivos estimulantes y a esforzarse intensamente por alcanzarlos, disfrutando durante el camino. Los árbitros que carecen de confianza tienen la inclinación a fijar objetivos fáciles y a no emplearse a fondo hasta el límite.
  • La confianza activa emociones positivas. Cuando un árbitro se siente seguro de sí mismo, es más probable que se mantenga tranquilo y relajado en condiciones de presión, estado mental y corporal que le permite ser más enérgico y asertivo cuando el resultado de la competición está todavía en juego.
  • La confianza aumenta el esfuerzo. La cantidad y la duración del esfuerzo en la búsqueda de un objetivo dependen en gran parte de la confianza. Los árbitros de categorías superiores son los que normalmente creen en sí mismos y en sus aptitudes, lo cual es especialmente cierto dado que la persistencia es esencial.
  • La confianza afecta al ímpetu psicológico. Los árbitros se refieren a los cambios de ímpetu como determinantes decisivos de su actuación. La capacidad de producir ímpetus positivos o de intervenir los negativos supone una ventaja importante. Los árbitros con un nivel elevado de destreza arbitral (intuición del juego, determinación de una infracción, correcta posición en la cancha en función del juego, etc.) son más capaces de remontar la adversidad que sus homólogos menos cualificados. Y parece que la confianza es un ingrediente fundamental de este proceso. Los árbitros que tienen confianza en sí mismos y en sus capacidades adoptan la actitud de "nunca ceder", ya que abordan las situaciones difíciles como si fueran desafíos y reaccionan ante ellas con una resolución mucho mayor.
  • La confianza afecta a las estrategias del juego. En ocasiones, los árbitros hablan de "arbitrar para acertar", o de "arbitrar para no fallar". Estas frases resultan familiares, pero dan lugar a estilos de arbitraje muy diferentes. Los árbitros seguros de sí mismos tienden a arbitrar para acertar; normalmente, no tienen miedo de correr riesgos y asumen el control de la competición. Cuando los árbitros no tienen confianza, arbitran para no fallar: son indecisos y tratan de no cometer errores. Por ejemplo cuando un árbitro de futbol de Salón con confianza en sí mismo salga al campo de juego, intentará hacer cosas positivas, como controlar el partido, pitar con decisión o comunicarse con su compañero. Un árbitro menos seguro de sí mismo tratará de evitar errores, como dudar en jugadas comprometidas, fallar en la decisión tomada o tener una incorrecta posición en la cancha en función del juego; se sentirá satisfecho con no complicar las cosas y menos implicado que el primero en lograr que el equipo arbitral lleve a cabo una actuación positiva.

Desventajas de la autoconfianza en el arbitraje.


No todos los árbitros tienen un nivel óptimo de confianza, lo que equivale a estar convencidos de que pueden alcanzar los objetivos marcados. En muchas ocasiones nos encontraremos con árbitros que estén faltos de confianza en sí mismos o que, por el contrario, posean un exceso de confianza. Cuando los árbitros tienen generalmente exceso de confianza, de forma que creen que pueden hacer más de lo que realmente pueden, viven en un mundo de fantasía y confunden lo que es con lo que a ellos les gustaría que fuese. Evitan las situaciones en las que tienen que poner a prueba su propia capacidad y si necesariamente se enfrentan a las mismas y sus resultados son negativos tienen dificultades en admitir sus errores. Son árbitros que suelen tener problemas con jugadores y entrenadores porque no aceptan sus propios errores, y además, generalmente, no muestran interés por mejorar. Por otra parte, cuando la autoconfianza es baja es difícil que el árbitro se esfuerce todo lo que puede y ello influirá notablemente en su rendimiento.

  • Exceso de confianza

    En realidad, los árbitros excesivamente confiados tienen seguridad falsa en sí mismos. Su rendimiento disminuye porque creen que no tienen por qué prepararse o realizar el esfuerzo preciso para llevar a cabo su tarea.

    El exceso de confianza se produce cuando el árbitro se cree mejor de los que es, o considera el partido más sencillo de lo que es en realidad. En ambos casos, el árbitro no se prepara adecuadamente para la competición y su excesiva confianza no suple, por ejemplo, las limitaciones de su conocimiento del reglamento o de su falta de análisis de las situaciones difíciles de un partido. Como regla general, el exceso de confianza es mucho menos problemático que la falta de la misma, aunque cuando existe, los resultados pueden ser desastrosos.
  • Falta de confianza

    Muchos árbitros tienen las destrezas necesarias para lograr una buena actuación, pero les falta confianza en su capacidad para ejecutarlas en condiciones de presión, es decir, cuando el partido está en un momento delicado o durante una jugada comprometida. Por ejemplo, un árbitro pita con decisión la primera falta de un jugador clave para un equipo, pero si es en un partido relevante y este mismo árbitro le pita su tercera falta, a lo que el público responde con quejas e insultos, empezará a dudar, y en las jugadas posteriores se mostrará vacilante y conservador, y perderá, por consiguiente, eficacia.

    La falta de confianza se da cuando el árbitro duda de sus propios recursos para actuar ante un público hostil o en una competición importante o en un partido normal, pero en el que debe actuar con un colega de reconocido prestigio. En estos casos, disminuye el autocontrol emocional y la concentración del árbitro y, consecuentemente, se deteriora su rendimiento.
Orientaciones para entrenar la autoconfianza en el arbitraje.


Para iniciar un entrenamiento sobre la adquisición y mejora de la autoconfianza es importante que los árbitros analicen y tomen conciencia de las situaciones en las que han experimentado mucha o poca autoconfianza, así como aquellas en las que el nivel de autoconfianza fue óptimo. Para orientar su análisis se les puede realizar preguntas como las siguientes: ¿Cuándo tienes dudas sobre tí mismo?, ¿Cómo te recuperas a partir de los errores?, ¿En qué momentos tienes miedo o te sientes inseguro?, ¿Cómo reaccionas ante un público hostil?, ¿Cuándo te sientes con exceso de confianza?, etc. Estas cuestiones nos sirven para averiguar en qué momentos confía en él mismo, en qué momentos está con exceso de confianza y en qué momentos está con falta de confianza.

En este análisis es importante que se analice la confianza que el árbitro tiene en sí mismo en situaciones específicas de su deporte. Por ejemplo, en el fútbol de Salón se le puede preguntar cuestiones tales como la confianza en tomar decisiones críticas durante un partido, pitar con un compañero de mayor prestigio, controlar sus emociones a lo largo del partido, concentrarse nuevamente en el juego después de cometer un error, etc. Para ver el nivel de confianza en cada una de estas cuestiones se le puede pedir que conteste a las mismas indicando si tiene la confianza necesaria, si no tiene suficiente confianza o si tiene demasiada confianza. A partir de los resultados de este análisis podemos conocer cuáles son las áreas en las que habría que intervenir para que el árbitro consiga su mejor nivel de autoconfianza.

La visualización o práctica imaginada es una de las técnicas más útiles para entrenar el nivel óptimo de confianza. Dado que muchas veces no es posible entrenar las situaciones que necesitamos entrenar, como, por ejemplo, entrenar en una pista determinada rodeada de gente, o arbitrar con un compañero al que se le tiene poca confianza, lo mejor para ello es realizar el entrenamiento por medio de la visualización. Así, por ejemplo, en fútbol sala podemos imaginarnos pitando unos pasos cuando el jugador que los realiza está entrando sólo a canasta y tiene posibilidad de empatar el partido y conseguir una prórroga para su equipo.

La siguiente tabla señala una serie de pasos que permitirán a los árbitros trazar los objetivos para conseguir mejorar su imagen de confianza.

Variables a considerar en el entrenamiento de la autoconfianza

  • Establecer metas realistas.
  • Evitar cuantificar el éxito atendiendo a metas de resultados (ascender o descender) y aprender a establecerlo en relación con la ejecución.
  • Tener autodisciplina en el entrenamiento físico y psicológico.
  • Actitud positiva: tú mismo puedes ser tu aliado.
  • Pensar con confianza: mantener una actitud mental positiva y controlar los pensamientos a través de la "autocharla".
  • Estar en buena forma física: sentir que se está bien preparado físicamente.
  • Tener un plan de actuación: trazar una estrategia general de cómo arbitrar en función de los equipos que se enfrentan.
  • Establecer una rutina anterior al partido: es importante establecer los pasos que se van a dar en cada momento previo a arbitrar cada partido, puesto que ello ayuda a reducir la ansiedad.

LA CONFIANZA ES ESENCIAL PARA ARBITRAR BIEN

Aunque la palabra confianza se usa frecuentemente en el gremio arbitral pocos árbitros pueden definir exactamente lo que es, algunos la reducen a la creencia de que se puede hacer bien una tarea; sin embargo, cuando el árbitro está totalmente convencido de que puede desempeñar dignamente la labor para la que ha sido designado y que se dedicará todos los esfuerzos necesarios para lograrlo se dice que tiene un nivel óptimo de seguridad; no obstante esta no compensa la incompetencia. . Esa tarea puede ser tomar una decisión importante al final de un partido, controlar a un grupo indisciplinado o ubicarse adecuadamente para arbitrar.
A creer en las capacidades

Tener confianza en sí mismo no garantiza necesariamente actuar acertadamente, pero la esta es esencial para arbitrar bien los partidos, cada árbitro tiene un nivel óptimo de autoconfianza y los problemas surgen cuando silbato se va a los extremos, es decir, tienen muy poca o demasiada confianza. En ambos casos la calidad de la labor arbitral se verá resentida, no obstante, la parte más importante de la autoconfianza es creer en la propia capacidad para juzgar los partidos.

Cuando falta la confianza.

Hay árbitros que se ponen barreras psicológicas cuando les falta confianza en sus capacidades, dado que la labor arbitral suele ser bastante ingrata, las dudas acerca de la competencia hacen acto de presencia frecuentemente, y de manera especial en situaciones de hostilidad manifiesta hacia la tarea o hacia el silbato. Las auto dudas van minando la calidad de la actuación arbitral, porque aparece la ansiedad, se pierde la concentración, y se muestran indecisiones; los árbitros a los que les falta confianza se fijan más en lo demás, que en sus propias potencialidades.

El exceso de la misma

El exceso de confianza en un árbitro se aprecia por una falta de preparación para los partidos, si piensa que es superior a lo que en realidad es y que no necesita prepararse, el resultado será fracaso seguro. Infravalorar la necesidad de preparación y no dedicar tiempo a ser consciente de las reglas y al estado físico, son signos de exceso de confianza. La confianza se basa en preparación, esfuerzo continuado y el desarrollo de las competencias necesarias. Si se dan por hechas estas cosas, se está dando el primer paso hacia el exceso lo que provocará en último término una actuación por debajo de las posibilidades reales.

Características del árbitro con confianza

La confianza se caracteriza por una alta expectativa de éxito, implica creer que se tiene la capacidad de realizar las acciones necesarias para alcanzar el éxito y que existe una alta probabilidad de que muestre estos comportamientos, y de que el éxito en los partidos provenga de estas acciones. En resumen, la confianza ayudará a ser mejores a los árbitros cuando estos potencien sus capacidades en las siguientes áreas, concentración control, establecimiento de metas y persistencia. sin esas destrezas, la confianza se queda tan sólo en eso.

Como mejorarla.

Un error bastante frecuente en el juzgamiento consiste en pensar en que la confianza es una cualidad que se tiene o no se tiene; no obstante, es una destreza que puede mejorarse mediante, pensamientos positivos, toma de decisiones acertadas, imaginación, pensar en los logros que recibirán por la actuación y realizar las labores a conciencia. Los silbatos que confían en sí mismos reconocen sus límites y tienen expectativas realistas, posiblemente cometerán errores, estarán mal ubicados, y perderán el control de la situación en ocasiones, pero la creencia en su trabajo, ayudará a afrontar de modo más efectivo esos problemas.

ASPECTOS BÁSICOS DE PREPARACIÓN FÍSICA EN EL ARBITRO


CUALIDADES FÍSICAS BÁSICAS:

Para poder conocer brevemente que cualidades físicas son las que emplea el árbitro en el desarrollo de su labor arbitral hemos de comenzar conociendo cuales son todas y cada una de las cualidades físicas.
Las cualidades físicas básicas implicadas en cualquier actividad física o deportiva son las siguientes:
a) La velocidad.
b) La resistencia.
c) La fuerza.
d) La flexibilidad-elasticidad.
Estas cuatro cualidades son las que intervienen en cualquier tipo de movimiento o práctica deportiva. A continuación, pasamos a definir y profundizar brevemente en cada una de ellas.

LA VELOCIDAD:

Podríamos definir la velocidad, como aquella cualidad que nos permite realizar un movimiento lo más rápidamente posible o la capacidad de realizar un desplazamiento en el menor tiempo posible.
En función de dicha definición debemos distinguir varios tipos de velocidad, nos encontramos con infinidad de clasificaciones pero aquí nos ceñiremos a la más utilizada y popular, la cual, nos distingue 3 tipos dentro de la velocidad.

-Velocidad gestual: Capacidad de realizar un movimiento segmentario o gesto con la mayor velocidad posible. Por ejemplo: Lanzar el balón golpear un balón, tirar a
portería, etc...

- Velocidad de reacción: Capacidad de responder en el menor tiempo posible a un estímulo dado. Estamos ante los comúnmente mal denominados “reflejos”. Por ejemplo: Despeje del portero, salidas de atletismo, etc...

- Velocidad de traslación o desplazamiento: Es la cualidad que nos permite recorrer cualquier distancia en el menor tiempo posible.

LA RESISTENCIA:

Podríamos decir que definimos la resistencia, como la cualidad que nos permite realizar un esfuerzo de forma prolongada evitando la aparición de la fatiga.
En este caso nos encontramos con dos tipos de resistencia en función de le presencia o no de oxígeno.

- Resistencia aeróbica: Es aquella en la que el oxígeno esta constantemente presente. Son esfuerzos de intensidad leve o moderada capaces de mantenerse mucho tiempo.
Por ejemplo: el maratón, los 1.500 mtros., un partido de Futsal, etc....

- Resistencia anaeróbica: Aquella en la que el esfuerzo se realiza en deuda de oxígeno. Son esfuerzos de intensidad alta o muy alta. Por ejemplo: 200 mtros. , carreras por las laterales en un partido con paradas intermitentes, 400 mtros.....

LA FUERZA:

Podemos establecer la definición de fuerza, como la capacidad para vencer o mantener una resistencia produciéndose o no ,como consecuencia, un movimiento.
Esta cualidad poco implicada en nuestra actividad arbitral, aunque si relacionada con el mejor o peor nivel del resto de cualidades físicas que si participan mas directamente en cualquier partido que un árbitro desempeña, de ahí que debamos conocerla y saber como nos afecta.
Clasificaremos la fuerza en las siguientes categorías:

- Fuerza estática: Aquella en la que el trabajo de fuerza no se visualiza en forma de movimiento, son los conocidos como trabajos de isometría. Por ejemplo, empujar una
pared, tirar de un pilar de un edificio.

- Fuerza dinámica: El resultado del esfuerzo muscular se hace visible con un movimiento/s. Por ejemplo, levantar pesas, empujar o arrastrar objetos.
Dividiremos la fuerza dinámica en:
a) Fuerza lenta: Se emplean cargas máximas. Por ejemplo, levantamiento de halterofilia.
b) Fuerza rápida: Se emplean cargas medias. Por ejemplo: trabajo con mancuernas.
c) Fuerza-resistencia: Se emplean cargas ligeras y el trabajo se centra en hacer un gran número de repeticiones. Por ejemplo: Levantar 2 kilos y hacer 40 repeticiones.
c) Fuerza explosiva: Vencer cargas medias realizando el movimiento a gran velocidad. Por ejemplo, lanzamiento de peso, suspensión en tiro con salto.

LA FLEXIBILIDAD-ELASTICIDAD:

Capacidad que podemos definir como la capacidad de realizar movimientos de gran amplitud con alguna parte de nuestro cuerpo. Teniendo como principales implicados en dicha capacidad los movimientos articulares y la elongación muscular.
Cuando hablamos de flexibilidad- elasticidad nos encontramos con dos tipos:

- Dinámica: Ejercicios que buscan la máxima amplitud articular o el máximo estiramiento muscular implicando esto un movimiento. Por ejemplo; realizar un giro del brazo.

- Estática: Se trata de adoptar una determinada posición y buscar el máximo estiramiento muscular sin dolor. Por ejemplo, agacharse e intentar tocar la punta de los pies.

CUALIDADES IMPLICADAS DIRECTAMENTE EN LA LABOR ARBITRAL

1 - RESISTENCIA AERÓBICA: Es la cualidad primordial para conseguir un normal desarrollo de cualquier encuentro. Es en la que debemos centrar el grueso del trabajo físico.

2 - RESISTENCIA ANAERÓBICA: Cualidad directamente implicada sobretodo en los partidos con constantes contraataques y permanentes carreras y paradas.

3- VELOCIDAD DE DESPLAZAMIENTO: Es obvio pensar que se necesita unos mínimos de velocidad para llegar o estar en el momento oportuno y poder controlar lo que pasa en el encuentro.

4- VELOCIDAD DE REACCIÓN: Quizás la más importante de todas, ya que está presente en todas y cada una de las decisiones que tomamos. Cada vez que el silbato suena o se deja seguir es
fruto de nuestra velocidad de reacción ante los estímulos percibidos y nuestra capacidad de análisis mental de las circunstancias.

¿PARA QUE SIRVE REALMENTE LA CONDICIÓN FÍSICA EN EL ÁRBITRO?¿ES REALMENTE TAN VITAL?

La primera razón es que nuestra labor arbitral requiere de una actividad física continuada y con todas las garantías, lo que nos exige adquirir una buena resistencia al esfuerzo y a la fatiga, superior a la un individuo normal.

La segunda es la calidad de los arbitrajes, siempre que hacemos referencia a un mínimo de calidad es obvio que mucho piensan que la condición física no tiene nada que ver con ser un buen o mal arbitro, (claro está que ser buen arbitro implica muchas características más). Pero supongamos que somos una buena autoridad de juzgamiento (en una mala o pésima forma física), y estamos en un encuentro muy parejo en el cual faltando pocos segundos para finalizar el encuentro se produce una jugada, la cual, no hemos podido ver o controlar por no poder seguir el
ritmo frenético del jugador. En ese momento nuestra calidad arbitral mas bien vale poco si no podemos estar en el sitio en que debemos estar.

Otro aspecto que relaciona calidad arbitral es que siempre que se realiza un esfuerzo de cierta duración el organismo consume una energía, generalmente al entrenar la resistencia en todos sus
tipos se crean unas reservas de energía que nos permiten aguantar el esfuerzo sin problemas. Si nuestra condición física es mala, a la hora de tomar decisiones arbitrales por una falta de glucosa en el cerebro debido a que cuando se requieren fuentes de energía se toma de otras reservas como es el caso de la glucosa cerebral provocando un sensación de desorientación muy perjudicial para tomar decisiones rápidas y acertadas. Lo peor es que este tipo de situaciones no son detectadas directamente por el afectado; es como no estar en el partido y como suelen surgir al final del mismo, generan muchos problemas.

Esta claro que los árbitros desde siempre hemos sido vistos como los malos de la película y que la imagen negativa que tenemos es inherente a nuestra misión. Pero lo que también esta claro, que dar una imagen de deportista, es una de las cosas que va a hacer que nos ganemos un poco de respeto en aquellos a quienes les tenemos que dirigir los partidos y no olvidemos que ellos (jugadores, entrenadores, etc...) están durante todo el año preparándose para disputar los partidos, tanto física como técnicamente y que están en su derecho de quejarse cuando les dirige un árbitro que no reúne unas mínimas condiciones físicas. El arbitro debe tomarse su labor en serio, consciente que es un elemento activo de su deporte; es también un deportista.

¿TIENE LO NECESARIO PARA SER ARBITRO DE FUTSAL?


INTEGRIDAD. Siempre mantenga sus principios en lo más alto. Asegúrese que el partido se dispute bajo las mismas reglas en ambas partes del campo. Algunas veces usted cometerá errores (todos somos humanos y eso ocurre), pero habrá oportunidades que le permita corregir el error sin tener que tomar una determinación mayor. Haga lo que sea correcto para el juego.

CORAJE. En muchos partidos se darán situaciones que serán un examen para su coraje y lo obligarán a cobrar cosas que son correctas en su conciencia pero que no serán muy populares. Cuando uno usa su sentido común de buena manera, se gana la confianza de los jugadores involucrados en el juego.

CONSISTENCIA. Cada situación es diferente, pero el nivel de seguridad que uno tiene en sí mismo se ve en cada situación que requiere una decisión suya. Eso no quiere decir que el total de las faltas cobradas tenga que ser “igual” para calificar su función como un buen arbitraje.

TEMPERAMENTO REGULAR. Es fácil mantener la calma cuando no ocurre nada. Es difícil hacerlo cuando la gente reacciona negativamente a la actuación de uno. Usted debe mantener la concentración en todo momento. No puede permitir que nada ni nadie lo haga perder su temperamento.

HUMILDAD. A veces hay una tendencia entre los árbitros a adoptar un estilo autoritario o una postura defensiva, pero el árbitro más respetado admite a veces que él o ella se ha equivocado. Usted puede ser muy bueno con el manejo de las reglas y la mecánica del juego, pero si su talento no va de la mano con buenas habilidades de comunicación, seguramente tendrá problemas.

DECISIONES. Si ocurre algo raro en un partido, tome un momento y repita la jugada mentalmente. Luego tome una decisión firme y comuníquela efectivamente. Usted está ahí para tomar decisiones, aunque sean populares o no.

GARRA. No hay sustituto para luchar por una buena posición para seguir el desarrollo del juego. A los jugadores les gusta cuando los árbitros siguen el juego de cerca. Usted se ganará el respeto de los entrenadores y jugadores demostrando que trabaja duro en cada jugada.

EL SENTIDO COMUN ARBITRAL

En el juzgamiento del Fútbol de Salón se tienen que tomar decisiones rápidamente y para hacerlo los árbitros se basan en las reglas de juego las cuales son susceptibles de interpretación. El reglamento fue creado para proteger a los jugadores en contienda, pero en algunos casos específicos no cumplen con su objetivo ya que en vez de ajustarse a las normas generales y lógicas atenta contra la justicia y el buen juicio.


Pensamiento acertado.

Entonces le toca al árbitro, a quien se le presenta la situación inesperada, decidir que hacer. Es ahí cuando el árbitro de turno debe razonar para poner de acuerdo a las partes implicadas sin beneficiar ni perjudicar a nadie. Es decir, siempre que un colegiado utilice el buen juicio o el pensamiento acertado que tendrían la mayoría de personas para definir una situación en un partido, está aplicando el sentido común.


Definición acertada.

El sentido común es, buscar soluciones que no están escritas en las leyes de juego y que sirvan para solucionar los problemas y/o los conflictos en los partidos, sin afectar ni ayudar a ninguno de los bandos, logrando con ello, que todos los jugadores estén de acuerdo en torno a la posible solución que planteo el árbitro.


Características principales.

El sentido común es un conocimiento natural en su origen, no sucede frecuentemente y está basado en el acuerdo de las partes implicadas, por ello puede calificarse de espontáneo, disperso y convencional. Es espontáneo porque se da sin haberlo buscado conscientemente; o bien, es producto de la necesidad de dar solución inmediata a problemas particulares en los partidos. Es disperso porque se limita a explicar jugadas aisladamente, sin llegar a establecer relación entre ellas y; es convencional debido a que este tipo de conocimiento se basa en el consenso de la mayoría; en el caso del fútbol de salón, árbitros, jugadores, aficionados etc.


La forma de adquirirlo.

Los árbitros lo pueden conseguir a través de lo que sienten, ven y oyen, de lo que les pasa o de las experiencias de otros compañeros. También pueden hacerlo por medio de su propia iniciativa o sabiendo distinguir una situación de la otra y atendiendo las normas mayoritariamente observadas por todos. Los colegiados que se destacan y llegan a los mejores sitiales dentro del ámbito son los que mejor aplican el sentido común.


Para aplicarlo bien.

Para aplicarlo se debe conocer claramente el reglamento y saber donde existen vacíos, para diferenciar lo reglamentario de lo justo. De ahí en adelante solo queda pensar y decidir como asignar justicia y ley. Cuando se le presenta una situación no contemplada en el reglamento al árbitro, este, antes de tomar cualquier decisión debe ponerse en el rol de las personas que observaron la acción y aplicar lo que la mayoría de ellos haría en dicha condición.


Necesidad importante.

Todos las autoridades de juzgamiento deben conocer y poner en practica el sentido común, para demostrar la efectiva facultad de juzgar y/o distinguir lo que esta bien o mal, ya que cada uno dirige sus pensamientos por derroteros diferentes y no consideran las mismas cosas, entonces creer tener buen ingenio para solucionar los problemas no es suficiente, lo principal es aplicarlo en el momento preciso ya que de esto depende en gran parte que el encuentro futsalero termine bien, porque no solo corriendo o aplicando las leyes se arreglan los partidos.