La Autoeficacia en el Arbitraje del Fútbol de Salón

INTRODUCCIÓN

En el terreno deportivo no es suficiente que el deportista tenga capacidad para conseguir un buen rendimiento en su deporte sino que además debe querer también conseguirlo y creer en su capacidad para ello.

La utilización intuitiva y espontánea de frases de autoconfianza como "me dije a mí mismo que podía conseguirlo", "tengo que lograrlo", y otras semejantes han sido identificadas en multitud de deportistas y entrenadores.

En el caso de los árbitros también se plantean frases de autoconfianza como "sé que haré una buena actuación", "estoy seguro que mi decisión es correcta", "puedo controlar la situación", etc.

La autoconfianza es una de las características psicológicas necesarias de todo buen árbitro para desarrollar una profesión exigente y estresante, en la que se reciben pocas alabanzas y reconocimiento social por parte de jugadores, entrenadores, aficionados, periodistas, etc. La autoconfianza es la creencia de que uno mismo puede realizar satisfactoriamente una conducta determinada. Esta creencia debe ser razonada para poder evitar problemas de exceso y de falta de confianza.


Ventajas de la autoconfianza en el arbitraje.

La confianza se caracteriza por unas elevadas expectativas de éxito. Puede ayudar a los árbitros en las siguientes áreas:
  • Concentración
  • Objetivos
  • Emociones positivas
  • Esfuerzo
  • Impetu
  • Estrategias del juego

Analicemos cada una de las áreas:

  • La confianza ayuda a concentrarse. Cuando un árbitro siente confianza, su mente se halla libre para concentrarse en la tarea en cuestión, mientras que, cuando no la tienen, tiende a preocuparse sobre lo bien o lo mal que lo está haciendo o por la aprobación o desaprobación de los demás. La obsesión por evitar los errores debilita la concentración, y hace que el árbitro distraiga más fácilmente su atención.
  • La confianza influye en el establecimiento de objetivos. Los árbitros seguros de sí mismos tienden a establecer objetivos estimulantes y a esforzarse intensamente por alcanzarlos, disfrutando durante el camino. Los árbitros que carecen de confianza tienen la inclinación a fijar objetivos fáciles y a no emplearse a fondo hasta el límite.
  • La confianza activa emociones positivas. Cuando un árbitro se siente seguro de sí mismo, es más probable que se mantenga tranquilo y relajado en condiciones de presión, estado mental y corporal que le permite ser más enérgico y asertivo cuando el resultado de la competición está todavía en juego.
  • La confianza aumenta el esfuerzo. La cantidad y la duración del esfuerzo en la búsqueda de un objetivo dependen en gran parte de la confianza. Los árbitros de categorías superiores son los que normalmente creen en sí mismos y en sus aptitudes, lo cual es especialmente cierto dado que la persistencia es esencial.
  • La confianza afecta al ímpetu psicológico. Los árbitros se refieren a los cambios de ímpetu como determinantes decisivos de su actuación. La capacidad de producir ímpetus positivos o de intervenir los negativos supone una ventaja importante. Los árbitros con un nivel elevado de destreza arbitral (intuición del juego, determinación de una infracción, correcta posición en la cancha en función del juego, etc.) son más capaces de remontar la adversidad que sus homólogos menos cualificados. Y parece que la confianza es un ingrediente fundamental de este proceso. Los árbitros que tienen confianza en sí mismos y en sus capacidades adoptan la actitud de "nunca ceder", ya que abordan las situaciones difíciles como si fueran desafíos y reaccionan ante ellas con una resolución mucho mayor.
  • La confianza afecta a las estrategias del juego. En ocasiones, los árbitros hablan de "arbitrar para acertar", o de "arbitrar para no fallar". Estas frases resultan familiares, pero dan lugar a estilos de arbitraje muy diferentes. Los árbitros seguros de sí mismos tienden a arbitrar para acertar; normalmente, no tienen miedo de correr riesgos y asumen el control de la competición. Cuando los árbitros no tienen confianza, arbitran para no fallar: son indecisos y tratan de no cometer errores. Por ejemplo cuando un árbitro de futbol de Salón con confianza en sí mismo salga al campo de juego, intentará hacer cosas positivas, como controlar el partido, pitar con decisión o comunicarse con su compañero. Un árbitro menos seguro de sí mismo tratará de evitar errores, como dudar en jugadas comprometidas, fallar en la decisión tomada o tener una incorrecta posición en la cancha en función del juego; se sentirá satisfecho con no complicar las cosas y menos implicado que el primero en lograr que el equipo arbitral lleve a cabo una actuación positiva.

Desventajas de la autoconfianza en el arbitraje.


No todos los árbitros tienen un nivel óptimo de confianza, lo que equivale a estar convencidos de que pueden alcanzar los objetivos marcados. En muchas ocasiones nos encontraremos con árbitros que estén faltos de confianza en sí mismos o que, por el contrario, posean un exceso de confianza. Cuando los árbitros tienen generalmente exceso de confianza, de forma que creen que pueden hacer más de lo que realmente pueden, viven en un mundo de fantasía y confunden lo que es con lo que a ellos les gustaría que fuese. Evitan las situaciones en las que tienen que poner a prueba su propia capacidad y si necesariamente se enfrentan a las mismas y sus resultados son negativos tienen dificultades en admitir sus errores. Son árbitros que suelen tener problemas con jugadores y entrenadores porque no aceptan sus propios errores, y además, generalmente, no muestran interés por mejorar. Por otra parte, cuando la autoconfianza es baja es difícil que el árbitro se esfuerce todo lo que puede y ello influirá notablemente en su rendimiento.

  • Exceso de confianza

    En realidad, los árbitros excesivamente confiados tienen seguridad falsa en sí mismos. Su rendimiento disminuye porque creen que no tienen por qué prepararse o realizar el esfuerzo preciso para llevar a cabo su tarea.

    El exceso de confianza se produce cuando el árbitro se cree mejor de los que es, o considera el partido más sencillo de lo que es en realidad. En ambos casos, el árbitro no se prepara adecuadamente para la competición y su excesiva confianza no suple, por ejemplo, las limitaciones de su conocimiento del reglamento o de su falta de análisis de las situaciones difíciles de un partido. Como regla general, el exceso de confianza es mucho menos problemático que la falta de la misma, aunque cuando existe, los resultados pueden ser desastrosos.
  • Falta de confianza

    Muchos árbitros tienen las destrezas necesarias para lograr una buena actuación, pero les falta confianza en su capacidad para ejecutarlas en condiciones de presión, es decir, cuando el partido está en un momento delicado o durante una jugada comprometida. Por ejemplo, un árbitro pita con decisión la primera falta de un jugador clave para un equipo, pero si es en un partido relevante y este mismo árbitro le pita su tercera falta, a lo que el público responde con quejas e insultos, empezará a dudar, y en las jugadas posteriores se mostrará vacilante y conservador, y perderá, por consiguiente, eficacia.

    La falta de confianza se da cuando el árbitro duda de sus propios recursos para actuar ante un público hostil o en una competición importante o en un partido normal, pero en el que debe actuar con un colega de reconocido prestigio. En estos casos, disminuye el autocontrol emocional y la concentración del árbitro y, consecuentemente, se deteriora su rendimiento.
Orientaciones para entrenar la autoconfianza en el arbitraje.


Para iniciar un entrenamiento sobre la adquisición y mejora de la autoconfianza es importante que los árbitros analicen y tomen conciencia de las situaciones en las que han experimentado mucha o poca autoconfianza, así como aquellas en las que el nivel de autoconfianza fue óptimo. Para orientar su análisis se les puede realizar preguntas como las siguientes: ¿Cuándo tienes dudas sobre tí mismo?, ¿Cómo te recuperas a partir de los errores?, ¿En qué momentos tienes miedo o te sientes inseguro?, ¿Cómo reaccionas ante un público hostil?, ¿Cuándo te sientes con exceso de confianza?, etc. Estas cuestiones nos sirven para averiguar en qué momentos confía en él mismo, en qué momentos está con exceso de confianza y en qué momentos está con falta de confianza.

En este análisis es importante que se analice la confianza que el árbitro tiene en sí mismo en situaciones específicas de su deporte. Por ejemplo, en el fútbol de Salón se le puede preguntar cuestiones tales como la confianza en tomar decisiones críticas durante un partido, pitar con un compañero de mayor prestigio, controlar sus emociones a lo largo del partido, concentrarse nuevamente en el juego después de cometer un error, etc. Para ver el nivel de confianza en cada una de estas cuestiones se le puede pedir que conteste a las mismas indicando si tiene la confianza necesaria, si no tiene suficiente confianza o si tiene demasiada confianza. A partir de los resultados de este análisis podemos conocer cuáles son las áreas en las que habría que intervenir para que el árbitro consiga su mejor nivel de autoconfianza.

La visualización o práctica imaginada es una de las técnicas más útiles para entrenar el nivel óptimo de confianza. Dado que muchas veces no es posible entrenar las situaciones que necesitamos entrenar, como, por ejemplo, entrenar en una pista determinada rodeada de gente, o arbitrar con un compañero al que se le tiene poca confianza, lo mejor para ello es realizar el entrenamiento por medio de la visualización. Así, por ejemplo, en fútbol sala podemos imaginarnos pitando unos pasos cuando el jugador que los realiza está entrando sólo a canasta y tiene posibilidad de empatar el partido y conseguir una prórroga para su equipo.

La siguiente tabla señala una serie de pasos que permitirán a los árbitros trazar los objetivos para conseguir mejorar su imagen de confianza.

Variables a considerar en el entrenamiento de la autoconfianza

  • Establecer metas realistas.
  • Evitar cuantificar el éxito atendiendo a metas de resultados (ascender o descender) y aprender a establecerlo en relación con la ejecución.
  • Tener autodisciplina en el entrenamiento físico y psicológico.
  • Actitud positiva: tú mismo puedes ser tu aliado.
  • Pensar con confianza: mantener una actitud mental positiva y controlar los pensamientos a través de la "autocharla".
  • Estar en buena forma física: sentir que se está bien preparado físicamente.
  • Tener un plan de actuación: trazar una estrategia general de cómo arbitrar en función de los equipos que se enfrentan.
  • Establecer una rutina anterior al partido: es importante establecer los pasos que se van a dar en cada momento previo a arbitrar cada partido, puesto que ello ayuda a reducir la ansiedad.

LA CONFIANZA ES ESENCIAL PARA ARBITRAR BIEN

Aunque la palabra confianza se usa frecuentemente en el gremio arbitral pocos árbitros pueden definir exactamente lo que es, algunos la reducen a la creencia de que se puede hacer bien una tarea; sin embargo, cuando el árbitro está totalmente convencido de que puede desempeñar dignamente la labor para la que ha sido designado y que se dedicará todos los esfuerzos necesarios para lograrlo se dice que tiene un nivel óptimo de seguridad; no obstante esta no compensa la incompetencia. . Esa tarea puede ser tomar una decisión importante al final de un partido, controlar a un grupo indisciplinado o ubicarse adecuadamente para arbitrar.
A creer en las capacidades

Tener confianza en sí mismo no garantiza necesariamente actuar acertadamente, pero la esta es esencial para arbitrar bien los partidos, cada árbitro tiene un nivel óptimo de autoconfianza y los problemas surgen cuando silbato se va a los extremos, es decir, tienen muy poca o demasiada confianza. En ambos casos la calidad de la labor arbitral se verá resentida, no obstante, la parte más importante de la autoconfianza es creer en la propia capacidad para juzgar los partidos.

Cuando falta la confianza.

Hay árbitros que se ponen barreras psicológicas cuando les falta confianza en sus capacidades, dado que la labor arbitral suele ser bastante ingrata, las dudas acerca de la competencia hacen acto de presencia frecuentemente, y de manera especial en situaciones de hostilidad manifiesta hacia la tarea o hacia el silbato. Las auto dudas van minando la calidad de la actuación arbitral, porque aparece la ansiedad, se pierde la concentración, y se muestran indecisiones; los árbitros a los que les falta confianza se fijan más en lo demás, que en sus propias potencialidades.

El exceso de la misma

El exceso de confianza en un árbitro se aprecia por una falta de preparación para los partidos, si piensa que es superior a lo que en realidad es y que no necesita prepararse, el resultado será fracaso seguro. Infravalorar la necesidad de preparación y no dedicar tiempo a ser consciente de las reglas y al estado físico, son signos de exceso de confianza. La confianza se basa en preparación, esfuerzo continuado y el desarrollo de las competencias necesarias. Si se dan por hechas estas cosas, se está dando el primer paso hacia el exceso lo que provocará en último término una actuación por debajo de las posibilidades reales.

Características del árbitro con confianza

La confianza se caracteriza por una alta expectativa de éxito, implica creer que se tiene la capacidad de realizar las acciones necesarias para alcanzar el éxito y que existe una alta probabilidad de que muestre estos comportamientos, y de que el éxito en los partidos provenga de estas acciones. En resumen, la confianza ayudará a ser mejores a los árbitros cuando estos potencien sus capacidades en las siguientes áreas, concentración control, establecimiento de metas y persistencia. sin esas destrezas, la confianza se queda tan sólo en eso.

Como mejorarla.

Un error bastante frecuente en el juzgamiento consiste en pensar en que la confianza es una cualidad que se tiene o no se tiene; no obstante, es una destreza que puede mejorarse mediante, pensamientos positivos, toma de decisiones acertadas, imaginación, pensar en los logros que recibirán por la actuación y realizar las labores a conciencia. Los silbatos que confían en sí mismos reconocen sus límites y tienen expectativas realistas, posiblemente cometerán errores, estarán mal ubicados, y perderán el control de la situación en ocasiones, pero la creencia en su trabajo, ayudará a afrontar de modo más efectivo esos problemas.

ASPECTOS BÁSICOS DE PREPARACIÓN FÍSICA EN EL ARBITRO


CUALIDADES FÍSICAS BÁSICAS:

Para poder conocer brevemente que cualidades físicas son las que emplea el árbitro en el desarrollo de su labor arbitral hemos de comenzar conociendo cuales son todas y cada una de las cualidades físicas.
Las cualidades físicas básicas implicadas en cualquier actividad física o deportiva son las siguientes:
a) La velocidad.
b) La resistencia.
c) La fuerza.
d) La flexibilidad-elasticidad.
Estas cuatro cualidades son las que intervienen en cualquier tipo de movimiento o práctica deportiva. A continuación, pasamos a definir y profundizar brevemente en cada una de ellas.

LA VELOCIDAD:

Podríamos definir la velocidad, como aquella cualidad que nos permite realizar un movimiento lo más rápidamente posible o la capacidad de realizar un desplazamiento en el menor tiempo posible.
En función de dicha definición debemos distinguir varios tipos de velocidad, nos encontramos con infinidad de clasificaciones pero aquí nos ceñiremos a la más utilizada y popular, la cual, nos distingue 3 tipos dentro de la velocidad.

-Velocidad gestual: Capacidad de realizar un movimiento segmentario o gesto con la mayor velocidad posible. Por ejemplo: Lanzar el balón golpear un balón, tirar a
portería, etc...

- Velocidad de reacción: Capacidad de responder en el menor tiempo posible a un estímulo dado. Estamos ante los comúnmente mal denominados “reflejos”. Por ejemplo: Despeje del portero, salidas de atletismo, etc...

- Velocidad de traslación o desplazamiento: Es la cualidad que nos permite recorrer cualquier distancia en el menor tiempo posible.

LA RESISTENCIA:

Podríamos decir que definimos la resistencia, como la cualidad que nos permite realizar un esfuerzo de forma prolongada evitando la aparición de la fatiga.
En este caso nos encontramos con dos tipos de resistencia en función de le presencia o no de oxígeno.

- Resistencia aeróbica: Es aquella en la que el oxígeno esta constantemente presente. Son esfuerzos de intensidad leve o moderada capaces de mantenerse mucho tiempo.
Por ejemplo: el maratón, los 1.500 mtros., un partido de Futsal, etc....

- Resistencia anaeróbica: Aquella en la que el esfuerzo se realiza en deuda de oxígeno. Son esfuerzos de intensidad alta o muy alta. Por ejemplo: 200 mtros. , carreras por las laterales en un partido con paradas intermitentes, 400 mtros.....

LA FUERZA:

Podemos establecer la definición de fuerza, como la capacidad para vencer o mantener una resistencia produciéndose o no ,como consecuencia, un movimiento.
Esta cualidad poco implicada en nuestra actividad arbitral, aunque si relacionada con el mejor o peor nivel del resto de cualidades físicas que si participan mas directamente en cualquier partido que un árbitro desempeña, de ahí que debamos conocerla y saber como nos afecta.
Clasificaremos la fuerza en las siguientes categorías:

- Fuerza estática: Aquella en la que el trabajo de fuerza no se visualiza en forma de movimiento, son los conocidos como trabajos de isometría. Por ejemplo, empujar una
pared, tirar de un pilar de un edificio.

- Fuerza dinámica: El resultado del esfuerzo muscular se hace visible con un movimiento/s. Por ejemplo, levantar pesas, empujar o arrastrar objetos.
Dividiremos la fuerza dinámica en:
a) Fuerza lenta: Se emplean cargas máximas. Por ejemplo, levantamiento de halterofilia.
b) Fuerza rápida: Se emplean cargas medias. Por ejemplo: trabajo con mancuernas.
c) Fuerza-resistencia: Se emplean cargas ligeras y el trabajo se centra en hacer un gran número de repeticiones. Por ejemplo: Levantar 2 kilos y hacer 40 repeticiones.
c) Fuerza explosiva: Vencer cargas medias realizando el movimiento a gran velocidad. Por ejemplo, lanzamiento de peso, suspensión en tiro con salto.

LA FLEXIBILIDAD-ELASTICIDAD:

Capacidad que podemos definir como la capacidad de realizar movimientos de gran amplitud con alguna parte de nuestro cuerpo. Teniendo como principales implicados en dicha capacidad los movimientos articulares y la elongación muscular.
Cuando hablamos de flexibilidad- elasticidad nos encontramos con dos tipos:

- Dinámica: Ejercicios que buscan la máxima amplitud articular o el máximo estiramiento muscular implicando esto un movimiento. Por ejemplo; realizar un giro del brazo.

- Estática: Se trata de adoptar una determinada posición y buscar el máximo estiramiento muscular sin dolor. Por ejemplo, agacharse e intentar tocar la punta de los pies.

CUALIDADES IMPLICADAS DIRECTAMENTE EN LA LABOR ARBITRAL

1 - RESISTENCIA AERÓBICA: Es la cualidad primordial para conseguir un normal desarrollo de cualquier encuentro. Es en la que debemos centrar el grueso del trabajo físico.

2 - RESISTENCIA ANAERÓBICA: Cualidad directamente implicada sobretodo en los partidos con constantes contraataques y permanentes carreras y paradas.

3- VELOCIDAD DE DESPLAZAMIENTO: Es obvio pensar que se necesita unos mínimos de velocidad para llegar o estar en el momento oportuno y poder controlar lo que pasa en el encuentro.

4- VELOCIDAD DE REACCIÓN: Quizás la más importante de todas, ya que está presente en todas y cada una de las decisiones que tomamos. Cada vez que el silbato suena o se deja seguir es
fruto de nuestra velocidad de reacción ante los estímulos percibidos y nuestra capacidad de análisis mental de las circunstancias.

¿PARA QUE SIRVE REALMENTE LA CONDICIÓN FÍSICA EN EL ÁRBITRO?¿ES REALMENTE TAN VITAL?

La primera razón es que nuestra labor arbitral requiere de una actividad física continuada y con todas las garantías, lo que nos exige adquirir una buena resistencia al esfuerzo y a la fatiga, superior a la un individuo normal.

La segunda es la calidad de los arbitrajes, siempre que hacemos referencia a un mínimo de calidad es obvio que mucho piensan que la condición física no tiene nada que ver con ser un buen o mal arbitro, (claro está que ser buen arbitro implica muchas características más). Pero supongamos que somos una buena autoridad de juzgamiento (en una mala o pésima forma física), y estamos en un encuentro muy parejo en el cual faltando pocos segundos para finalizar el encuentro se produce una jugada, la cual, no hemos podido ver o controlar por no poder seguir el
ritmo frenético del jugador. En ese momento nuestra calidad arbitral mas bien vale poco si no podemos estar en el sitio en que debemos estar.

Otro aspecto que relaciona calidad arbitral es que siempre que se realiza un esfuerzo de cierta duración el organismo consume una energía, generalmente al entrenar la resistencia en todos sus
tipos se crean unas reservas de energía que nos permiten aguantar el esfuerzo sin problemas. Si nuestra condición física es mala, a la hora de tomar decisiones arbitrales por una falta de glucosa en el cerebro debido a que cuando se requieren fuentes de energía se toma de otras reservas como es el caso de la glucosa cerebral provocando un sensación de desorientación muy perjudicial para tomar decisiones rápidas y acertadas. Lo peor es que este tipo de situaciones no son detectadas directamente por el afectado; es como no estar en el partido y como suelen surgir al final del mismo, generan muchos problemas.

Esta claro que los árbitros desde siempre hemos sido vistos como los malos de la película y que la imagen negativa que tenemos es inherente a nuestra misión. Pero lo que también esta claro, que dar una imagen de deportista, es una de las cosas que va a hacer que nos ganemos un poco de respeto en aquellos a quienes les tenemos que dirigir los partidos y no olvidemos que ellos (jugadores, entrenadores, etc...) están durante todo el año preparándose para disputar los partidos, tanto física como técnicamente y que están en su derecho de quejarse cuando les dirige un árbitro que no reúne unas mínimas condiciones físicas. El arbitro debe tomarse su labor en serio, consciente que es un elemento activo de su deporte; es también un deportista.

¿TIENE LO NECESARIO PARA SER ARBITRO DE FUTSAL?


INTEGRIDAD. Siempre mantenga sus principios en lo más alto. Asegúrese que el partido se dispute bajo las mismas reglas en ambas partes del campo. Algunas veces usted cometerá errores (todos somos humanos y eso ocurre), pero habrá oportunidades que le permita corregir el error sin tener que tomar una determinación mayor. Haga lo que sea correcto para el juego.

CORAJE. En muchos partidos se darán situaciones que serán un examen para su coraje y lo obligarán a cobrar cosas que son correctas en su conciencia pero que no serán muy populares. Cuando uno usa su sentido común de buena manera, se gana la confianza de los jugadores involucrados en el juego.

CONSISTENCIA. Cada situación es diferente, pero el nivel de seguridad que uno tiene en sí mismo se ve en cada situación que requiere una decisión suya. Eso no quiere decir que el total de las faltas cobradas tenga que ser “igual” para calificar su función como un buen arbitraje.

TEMPERAMENTO REGULAR. Es fácil mantener la calma cuando no ocurre nada. Es difícil hacerlo cuando la gente reacciona negativamente a la actuación de uno. Usted debe mantener la concentración en todo momento. No puede permitir que nada ni nadie lo haga perder su temperamento.

HUMILDAD. A veces hay una tendencia entre los árbitros a adoptar un estilo autoritario o una postura defensiva, pero el árbitro más respetado admite a veces que él o ella se ha equivocado. Usted puede ser muy bueno con el manejo de las reglas y la mecánica del juego, pero si su talento no va de la mano con buenas habilidades de comunicación, seguramente tendrá problemas.

DECISIONES. Si ocurre algo raro en un partido, tome un momento y repita la jugada mentalmente. Luego tome una decisión firme y comuníquela efectivamente. Usted está ahí para tomar decisiones, aunque sean populares o no.

GARRA. No hay sustituto para luchar por una buena posición para seguir el desarrollo del juego. A los jugadores les gusta cuando los árbitros siguen el juego de cerca. Usted se ganará el respeto de los entrenadores y jugadores demostrando que trabaja duro en cada jugada.

EL SENTIDO COMUN ARBITRAL

En el juzgamiento del Fútbol de Salón se tienen que tomar decisiones rápidamente y para hacerlo los árbitros se basan en las reglas de juego las cuales son susceptibles de interpretación. El reglamento fue creado para proteger a los jugadores en contienda, pero en algunos casos específicos no cumplen con su objetivo ya que en vez de ajustarse a las normas generales y lógicas atenta contra la justicia y el buen juicio.


Pensamiento acertado.

Entonces le toca al árbitro, a quien se le presenta la situación inesperada, decidir que hacer. Es ahí cuando el árbitro de turno debe razonar para poner de acuerdo a las partes implicadas sin beneficiar ni perjudicar a nadie. Es decir, siempre que un colegiado utilice el buen juicio o el pensamiento acertado que tendrían la mayoría de personas para definir una situación en un partido, está aplicando el sentido común.


Definición acertada.

El sentido común es, buscar soluciones que no están escritas en las leyes de juego y que sirvan para solucionar los problemas y/o los conflictos en los partidos, sin afectar ni ayudar a ninguno de los bandos, logrando con ello, que todos los jugadores estén de acuerdo en torno a la posible solución que planteo el árbitro.


Características principales.

El sentido común es un conocimiento natural en su origen, no sucede frecuentemente y está basado en el acuerdo de las partes implicadas, por ello puede calificarse de espontáneo, disperso y convencional. Es espontáneo porque se da sin haberlo buscado conscientemente; o bien, es producto de la necesidad de dar solución inmediata a problemas particulares en los partidos. Es disperso porque se limita a explicar jugadas aisladamente, sin llegar a establecer relación entre ellas y; es convencional debido a que este tipo de conocimiento se basa en el consenso de la mayoría; en el caso del fútbol de salón, árbitros, jugadores, aficionados etc.


La forma de adquirirlo.

Los árbitros lo pueden conseguir a través de lo que sienten, ven y oyen, de lo que les pasa o de las experiencias de otros compañeros. También pueden hacerlo por medio de su propia iniciativa o sabiendo distinguir una situación de la otra y atendiendo las normas mayoritariamente observadas por todos. Los colegiados que se destacan y llegan a los mejores sitiales dentro del ámbito son los que mejor aplican el sentido común.


Para aplicarlo bien.

Para aplicarlo se debe conocer claramente el reglamento y saber donde existen vacíos, para diferenciar lo reglamentario de lo justo. De ahí en adelante solo queda pensar y decidir como asignar justicia y ley. Cuando se le presenta una situación no contemplada en el reglamento al árbitro, este, antes de tomar cualquier decisión debe ponerse en el rol de las personas que observaron la acción y aplicar lo que la mayoría de ellos haría en dicha condición.


Necesidad importante.

Todos las autoridades de juzgamiento deben conocer y poner en practica el sentido común, para demostrar la efectiva facultad de juzgar y/o distinguir lo que esta bien o mal, ya que cada uno dirige sus pensamientos por derroteros diferentes y no consideran las mismas cosas, entonces creer tener buen ingenio para solucionar los problemas no es suficiente, lo principal es aplicarlo en el momento preciso ya que de esto depende en gran parte que el encuentro futsalero termine bien, porque no solo corriendo o aplicando las leyes se arreglan los partidos.